A más de tres semanas que se redoblaran las medidas para que la población se quede en casa, en Tabasco cientos de personas acuden a las casas de empeño ante la situación crítica que se vive por la pandemia del COVID-19 en todo el mundo.
Diariamente, visitan las diferentes casas de préstamo llevando sus pertenencias de valor para dejarlas con el mejor postor, para poder cubrir las necesidades básicas del hogar, por lo que en estos lugares se pueden ver desde maquinas de coser, planchas de cabello y hasta herramientas.
José Hernández, uno de los encargados de una casa de empeño en la capital del estado, comentó que a diario reciben hasta 20 empeños, principalmente de celulares, pantallas, relojes y joyería de oro.
“Hemos tenido clientes que vienen a empeñarnos hasta las placas dentales con dientes de oro, pero por higiene no aceptamos ese tipo de artículos, incluso, hubo uno que trajo a empeñar sus muletas, se le dieron 200 pesos por el par”, expuso.
También, refirió que otro de los artículos que han llevado han sido cascos que luego se rematan en 60 y 80 pesos y muchas herramientas que utilizan eléctricos, albañiles y plomeros.
Cabe mencionar que actualmente están cobrando hasta un 16 por ciento más, si se quiere desempeñar el artículo.
Esto lo revelaron los propios ciudadanos, quienes además de dedicarse a la venta de cubre bocas también realizan algunos préstamos para atender sus necesidades y al mismo tiempo, ofrecían estos implementos para los trabajadores.
Doña Soledad Martínez, quien acudió a una de las diversas casas de empeño, ubicada en la avenida Francisco Javier Mina, expresó que con esta contingencia sanitaria su pareja se quedó sin trabajo por lo que determinó empeñar una prenda, esperando poder sacarla en el menor tiempo posible.
“Yo me sostengo ahorita también vendiendo cubre bocas y vine aquí porque no tenía otra alternativa, tengo que buscar de dónde saco dinero para las necesidades que tenemos en la casa”, apuntó.
Las casas de empeño también han determinado hacer un procedimiento para mantener una sana distancia y que no se acumule el número de ciudadanos dentro de las sucursales, así como ocurre en los centros bancarios donde una persona solamente puede pasar.