El estrés y la depresión afectan la supervivencia de pacientes de COVID-19.
“Un alma triste puede matarte más rápido, mucho más rápidamente, que un germen”, escribió John Steinbeck. Ahora estamos más cerca de entender el porqué.
Una enfermedad como el COVID-19 puede ser una lucha a muerte, a menudo acompañada de un estrés abrumador. Dado que el manejo de estrés puede ser difícil incluso en circunstancias ordinarias, los sentimientos de ansiedad y depresión en los pacientes con COVID-19 son entendibles.
Ya son muchos los casos de pacientes en cuarentena que han sufrido discriminación, humillación y amenazas agravando su condición que de por si es grave.
Pacientes con stress provocado por el continuo acoso y discriminación al verse contagiados de COVID-19 fueron asociados con un mayor riesgo de muerte en un estudio realizado por un equipo de investigadores dirigido por el Programa de Medicina Integrativa MD Anderson, de la Universidad de Texas en Estados Unidos.
Los principales sospechosos en los casos recientes : las vías inflamatorias y el cortisol, también conocido como “hormona del estrés”.
“Este estudio es el siguiente paso en el proceso para entender que los factores emocionales tienen un impacto en la biología, que puede, a su vez, influir en los resultados del COVID-19”, dice Cohen.
El cortisol es la hormona producida por las glándulas suprarrenales en respuesta al estrés. Ayuda a regular la respuesta inflamatoria en el cuerpo.
En circunstancias normales, los niveles de cortisol deben ser altos en la mañana y bajar durante el transcurso del día, explica el estudio. Pero entre los pacientes que experimentan estrés crónico o síntomas depresivos, los niveles de cortisol pueden permanecer sostenidos durante todo el día, con menos de una disminución en la tarde.
En el estudio, los pacientes con niveles sostenidos de cortisol durante todo el día tuvieron un mayor riesgo de mortalidad. A través de análisis de perfiles genéticos de los pacientes, los investigadores documentaron que la asociación entre la condición psicológica de los pacientes y el tiempo de supervivencia puede deberse a una desregulación en la biología inflamatoria.
Otros dos estudios sobre cómo el estrés influye a otras enfermedades ayudaron a comprender este proceso.
El estrés crónico psicológico está asociado con la pérdida, por parte del cuerpo, de la capacidad para regular su respuesta inflamatoria, según un estudio de un equipo de investigadores dirigido por Sheldon Cohen, profesor de Psicología y director del Laboratorio para el Estudio del Estrés, Inmunidad y Enfermedad en la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos.
Los investigadores encontraron que durante un periodo prolongado de estrés crónico, el tejido corporal pierde sensibilidad al cortisol y la hormona pierde su efectividad en regular la inflamación.
La inflamación es buena cuando ocurre como parte del esfuerzo del cuerpo para luchar contra la infección, pero la inflamación crónica puede estimular el desarrollo y progreso de muchas enfermedades, incluyendo la depresión, enfermedades cardiacas, artritis reumatoide, diabetes y cáncer, explica Lorenzo Cohen.
Uno de los retos en este tipo de investigación es que la relación de causalidad entre el estrés psicológico y la supervivencia al COVID-19 es notoriamente difícil de precisar. Después de todo, éticamente no puedes interrumpir a un grupo de pacientes con COVID-19 sólo para monitorear su respuesta al estrés y menos en una epidemia que ha escalado globalmente.
Mientras tanto, Cohen insta a los pacientes con COVID-19 a intentar reducir el estrés asociado con el hecho de verse contagiados. Para algunos esto implica acudir a terapia de psiquiatría o cognitiva-conductual o quizá un enfoque más farmacológico, dice.
Sin embargo, otros pueden utilizar medicina de la mente y el cuerpo, y considerar prácticas como la meditación, yoga, tai chi, autohipnosis o imaginación guiada, de las cuales todas han demostrado ser muy útiles en ayudar a manejar el estrés.
Manejar el estrés, junto con un tratamiento convencional y un balance del estilo de vida, puede en última instancia mejorar los resultados, dice Cohen.
“Ciertamente sabemos que mejora la calidad de vida del paciente. Ahora necesitamos hacer más investigación para ver si modificar la dieta, aumentar la actividad física y manejar el estrés también puede prolongar la supervivencia”.
FUENTE:
https://www.voicesofyouth.org/covid-19-your-voices-against-stigma-and-discrimination