La Cuarta Transformación, al finalizar el año, avanza firme y con fuerza, destruyendo la erosionada base política del neoliberalismo.
A los conservadores les va quedando únicamente el poder económico que con todo y su fortaleza, no resulta suficiente para intentar un ataque sostenido contra el presidente López Obrador y el gobierno del cambio.
Las instituciones, los personajes y las leyes que sostenían en lo político al aparato neoliberal, van cayendo una por una.
El Congreso de la Unión, ya no es dominado por las bancadas del PRI y del PAN, que en unión por conveniencia de clase, aprobaban leyes y reformas que lastimaban la economía del ciudadano de a pie y ponían en manos extranjeras la soberanía nacional. Hoy, ambos partidos políticos, pequeños y relegados, no tienen mayos influencia en las políticas de bienestar social que impulsa la Cuarta Transformación.
Las “cajas chicas” que proveían de efectivo a los gobernantes y partidos políticos conservadores, no pueden operar del mismo modo en que lo hacían anteriormente. La lucha anticorrupción que aplica el actual gobierno, está cerrando espacios a quienes saqueaban el erario nacional, para beneficiar a unos cuantos.
PEMEX y su sindicato, viven tiempos de renovación, donde se busca la productividad de la empresa y la democratización de su representación sindical. Éste es solo un ejemplo, pero lo mismo sucede en la Comisión Federal de Electricidad y otras dependencias públicas, usadas antes para obtener recursos ilícitos, a favor de los intereses conservadores.
En cuanto a los personajes que ocuparon puestos de responsabilidad durante las pasadas administraciones neoliberales, son varios los que en este momento enfrentan acusaciones ligadas a la corrupción, el lavado de dinero y uso de recursos de procedencia ilícita. Ahí están Rosario Robles, Juan Collado presos y Eduardo Medina Mora, Emilio Lozoya y Romero Deschamps, con denuncias en la Fiscalía General de la República, que amenazan su libertad y su futuro, al ser acusados de delitos graves. Alguno se habrá dado a la fuga y otros aguardan temerosos el resultado de las primeras acusaciones.
Lo importante es que el viejo régimen de corrupción e impunidad, se resquebraja por múltiples sitios y su descalabro final es inminente.
López Obrador lo ha señalado en varias ocasiones: al finalizar este año, quedarán sentadas las bases de la Cuarta Transformación.
Y los resultados son alentadores.
Cualquier ciudadano puede darse cuenta que la estructura del neoliberalismo, está rota. Su columna vertebral ha sido golpeada severamente y no dilatará mucho en caer el resto del cuerpo.
La cancelación del nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, fue el inicio de un cambio de mentalidad, respecto a lo que deben ser las políticas públicas. Nunca más el apoyo del gobierno a proyectos faraónicos que solo benefician a unos cuantos, poniendo en riesgo y condenando a la miseria de siempre, al resto de la población nacional.
De ahí sigue una cadena ininterrumpida de triunfos a favor de la Cuarta Transformación, que significan necesariamente derrotas para el conservadurismo.
Los amparos promovidos por Claudio X González Guajardo, sus “sociedades civiles” y la COPARMEX tan desprestigiada, no prosperaron. El aeropuerto de Santa Lucía se construirá.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación, comienza a mostrar resultados en la lucha que había iniciado para erradicar la corrupción a su interior y somos testigos de la renuncia del impresentable magistrado Medina Mora y de la suspensión del presunto corrupto Jorge Arturo Camero Ocampo. Los conservadores se quedan sin sus dos de sus alfiles en el Poder Judicial.
La guerra contra el huachicoleo se consolida y los recursos ilícitos obtenidos por la venta de combustible robado, merman la economía de prestigiosos integrantes de la derecha mexicana. Recordemos que muchos políticos neoliberales y empresarios afines a los mismos, tienen gasolineras concesionadas, acostumbradas a vender producto robado.
Las reformas estructurales aprobadas durante el neoliberalismo, han caído una a una y poco queda ya de ellas en este momento.
Leyes y ajustes se suceden ininterrumpidamente en tiempos de la Cuarta Transformación, para consolidar el cambio sano en México y debilitar al mismo tiempo las bases en que se sostenía el régimen corrupto que gobernó al país por décadas.
El día de ayer, fueron aprobadas en el Congreso de la Unión, las iniciativas presentadas para considerar el huachicoleo financiero y la facturación falsa, como delitos graves.
Se aprobó también la revocación de mandato, tan mañosamente manejada por los conservadores, para hacer creer a los ciudadanos que tiene algo que ver con la reelección en el cargo público. Nada en común tienen estas dos situaciones.
Se aprueba la encuesta ciudadana, como elemento para que la sociedad ejerza participativamente, su derecho a la democracia. Las encuestas serán en adelante un factor importante para decidir el camino que siga el país, de acuerdo a la decisión mayoritaria de los mexicanos.
Son cambios fundamentales que cumplen promesas del presidente y dan solidez al proyecto de cambio de régimen que se trabaja.
Al mismo tiempo, significan un debilitamiento de la estructura neoliberal en el país. Los espacios se van cerrando para los grupos de la derecha, empeñados en descarrilar el proyecto político de transformación total.
El único clavo al que se aferran los conservadores en este momento, es el de la violencia.
Hemos sido testigos de la forma en que grupos de infiltrados, pagados por manos oscuras con recursos suficientes para solventar estos gasto, pretenden crear una idea de inseguridad, muy por encima de la en realidad vive el país.
Epigmenio Ibarra, ha señalado que los ataques a elementos de las policías estatales y federales, perpetrados en los últimos días, son muy elaborados y tienen el sello inconfundible de una derecha desesperada, que apuesta por la desestabilización del país, como medio para recuperar el poder.
Lo más difícil para cualquier gobierno, es restaurar el tejido social. Sobre todo, cuando los niveles de violencia alcanzaron puntos críticos.
Pero la Cuarta Transformación trabaja en ello y habrá resultados en el mediano plazo. La inseguridad desaparecerá paulatinamente y la paz será recuperada.
Por lo mismo, es importante destacar que la solidez de los golpes que el gobierno del cambio ha asestado al neoliberalismo, son contundentes.
Los conservadores están en el piso, revolcándose de coraje y dolor. La grieta en el modelo neoliberal es profunda y los tiempos de corrupción se escapan por la misma.
Están derrotados, sin posibilidad de recuperación en el corto y mediano plazo. Enfrentan tiempos de decadencia y no tienen proyecto político viable.
La sociedad mexicana merece mejores tiempos y para alcanzarlos, lo importante es no caer en el engaño fabricado por los reaccionarios.
Desaprobemos todo tipo de violencia en el país. Entendamos que mucha de ella está siendo promovida por unos conservadores derrotados y en retirada.
Apoyemos al gobierno del cambio con determinación.
Hemos alcanzado mucho en estos pocos meses y consolidaremos la transformación del país, en los años que restan al sexenio de López Obrador.
Hay presidente. Hay gobierno. Debe haber apoyo y confianza.