Los productos para la menstruación son otras de las compras forzosas que tenemos que realizar las mujeres. Cada mes, dependiendo de la mujer, se deben adquirir uno o más paquetes de toallas femeninas, los cuáles varían de precio dependiendo de la calidad y el número de toallas. Este gasto se suma al impuesto rosa y a la brecha salarial de género en afectar económicamente a las mujeres simplemente por el hecho de serlo.
Según un reportaje de Sin Embargo, una mujer gastará aproximadamente 36 mil pesos en productos de higiene femenina durante su vida reproductiva. En países como Estados Unidos y Argentina ya hay una discusión sobre considerar estos productos como algo básico, por lo que se les ofrece gratuitamente o al menos se venden sin IVA.
Andrea Piña, economista, opina que las toallas femeninas o tampones no deberían tener un impuesto, ya que no son productos opcionales, sino que se tienen que utilizar forzosamente durante la menstruación de las mujeres. Sin embargo, en México, esto no es una prioridad en materia fiscal, ya que la menstruación sigue siendo un tabú.
Producto básico y sin impuesto
Quitarle el IVA a estos productos sería benéfico especialmente para las mujeres de escasos recursos. Al no ser un producto básico, se afecta el estado de bienestar de las mujeres. Además, su uso responde a una necesidad básica ya que la menstruación no es algo que las mujeres decidan si quieren o no. Es un acto de discriminación por género el no hacerlas accesibles para todas.
Sally Santiago, investigadora en Estudios de la Mujer por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) opina que uno de los problemas por los que esto no se tome en cuenta es porque la mayoría de los legisladores son hombres. Dado que ellos no menstrúan, no saben el problema económico que puede ser para las mujeres. Además, debido al tabú sobre la menstruación, este tema se queda como algo privado y no pasa al ámbito público.
La investigadora agregó que no importa que se tengan más mujeres en el Congreso, sino lo importante es que se trate el tema desde una perspectiva feminista. Ya que no solo se trata de la menstruación, sino de la clase social, de la brecha salarial, de otros puntos importantes que atraviesan a esta situación.
Los productos femeninos a menudo utilizan como mercadotecnia el «esconder» la menstruación. Desde que uno comienza a menstruar se nos dice que nadie debe saberlo, especialmente debe ser algo que se oculte a los hombres. Es por eso que desde pequeñas se nos crea un estigma de que la menstruación es algo malo, que debe permanecer oculto.
Perjudiciales para la mujer y el medio ambiente
Actualmente ya hay varios estudios que han mostrado el daño que estos productos pueden hacer no solo a las mujeres, sino lo perjudiciales que son para el medio ambiente. Según un estudio realizado en Estados Unidos llamado Una interrogante para la salud de las mujeres se han encontrado sustancias químicas en los productos de higiene femenina que pueden ser carcinógenos o alergénicos.
Otro estudio realizado por la International Multi-Conference for Engineering, Education and Technology encontró que como ingredientes en tampones y otros productos para la mujer había pesticidas, tintes y dioxinas. Estas son sustancias tóxicas que tienen una degradación lenta y que se acumulan en tejidos grasos.
Por ejemplo, estos productos pueden cambiar el pH vaginal el cual es de 4.5. Al modificarlo se afecta la microflora de la vagina, la cual la protege contra infecciones. También estos productos podrían causar el síndrome del shock tóxico el cuál puede ser mortal.
Otra solución para muchas mujeres sería el uso de la copa menstrual, ya que aunque el costo es elevado (aproximadamente 500 pesos), esta puede durar durante 10 años, por lo que se ahorra la compra de toallas femeninas o tampones durante cada ciclo menstrual.
Con información de Sin Embargo.