La celebración de independencia en México se fue convirtiendo, poco a poco, en un evento exclusivo de la clase política mexicana. El único contacto de los presidentes con el pueblo eran los sesenta segundos de grito en el palco de Palacio Nacional, para luego regresar a lo privado en cenas de lujo que llegaron a tener hasta 700 invitados. Dos de los políticos que más derrocharon en este día fueron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
El día de ayer, López Obrador rompió el protocolo y canceló la tradicional cena con invitados de lujo en Palacio Nacional. El evento también dejó fuera a la cada vez más común sala llena de aliados del presidente en turno que aplaudían al verlo pasar junto a su esposa e hijos. El tabasqueño también se negó a repetir esta acción y solamente fue acompañado por su esposa, Beatriz Gutiérrez.
Casi 22 millones en una noche
En 2018, el último grito de Enrique Peña costó 21 millones de pesos. Esta celebración fue totalmente privada y su familia solamente se asomó al balcón unos minutos para admirar los fuegos artificiales y presumir sus vestidos de diseñador de Angélica Rivera (120,000 pesos en 2013). Después, arrancaron con una fiesta privada en donde se invitaba al músculo más poderoso de su gobierno, del PRI y personalidades del 1% más rico en México.
Cuando llegó al poder, Enrique Peña organizó una fiesta después del grito de independencia que costó finalmente 17.2 millones de pesos. En esa ocasión, el priista tuvo que ausentarse del evento, ya que en México se vivían los estragos de dos tornados en el sur y centro del país. La crisis de popularidad del priista lo obligó a cancelar esta fiesta un año después, en medio del escándalo nacional por el secuestro de 43 estudiantes en Guerrero.
Alcohol y crisis
Felipe Calderón también fue un gran fanático de las fiestas de independencia. Se supo que durante su gobierno hubo gastos hasta por 4 millones de pesos en bebidas alcohólicas (las preferidas era tequila, vino de mesa y whiskey). Para 2006, primer año del michoacano en el poder, la fiesta tuvo 2,300 invitados y se gastaron casi 22 millones de pesos en solo unas horas.
Además, el panista acostumbraba invitar a expresidentes a que le aplaudieran, como la ocasión en que Salinas de Gortari se vio entre los invitados a su grito.
Para 2008, Calderón tenía prevista otra gran cena del 15 de septiembre, pero tuvo que cancelarla cuando se vivió un atentado terrorista en Michoacán (el lugar en donde decidió iniciar su guerra contra los cárteles de la droga). En esos momentos, México estaba por vivir una alza de secuestros, violencia y muerte que no se ha detenido hasta este 2019. Para 2011 y 2012, el panista bajó la cantidad del evento hasta 12 y 13 millones de pesos por noche.